La Esencia y la Filosofia de Terra Nuova

El propósito de TerraNuova es convertirnos en seres más completos. Actuamos dando a conocer y desarrollando, con métodos vivenciales y creativos, el sentido de los valores femeninos de un modo consciente. Asimismo, haciendo emerger los principios femeninos, y de algún modo los masculinos que portamos dentro, hombres y mujeres, equilibrándolos y normalizándolos, podremos finalmente disolver, de modo gradual, nuestra dualidad, integrando nuestros opuestos..

viernes, 21 de diciembre de 2012

Las Tulpas de las Mujeres, círculos de saberes y resistencias.

-->


En la Universidad de Barcelona, se realizó recientemente, del 21 al 23 de noviembre, una Mesa de intercambio de saberes y resistencias frente a las crisis globales: en especial, algunas luchas indígenas y populares frente a los embates de una economía mundial que ha olvidado la equidad.

Jesús Chávez, Consejero Mayor del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca, un departamento suroccidental de Colombia) habló del esfuerzo de los Pueblos Indígenas de la región para que les sea reconocido su territorio ancestral. “El incremento enorme de las concesiones mineras, que pretenden ocupar el 56% del Cauca sin ninguna obligación medioambiental, en la actualidad amenaza nuestro sistema de vida”, ha afirmado Jesús. Su reto ahora es elaborar un Plan de Vida basado en la economía sostenible, y en la agricultura orgánica.

En el encuentro intervino entre otros Marc Gavaldá, un activista catalán que ha documentado los estragos de las compañías petroleras entre las poblaciones indígenas latinoamericanas, para sensibilizar sobre el tema el público español; Joan Martinez Alier, profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la UAB, y autor de varios libros sobre ecologismo en el Norte y Sur del mundo, y Joana Grezner, de la Asamblea de las Feministas Indignadas, que ha recordado las luchas populares en Catalunya y España contra los recortes, y como recientemente una mujer, Ester Quintana, haya perdido un ojo por las balas de goma disparadas por la policía. 



Muy impactante ha sido el mensaje de las lideresas indígenas del Cauca, más allá de las palabras. Las miradas de Maria Ovidia Palechor, lideresa del pueblo Yacuruna, y Marta Cecilia Tunubala, de ACIN, (Asociación de cabildos indígenas del Norte del Cauca) impresionan por su serenidad. Y eso que ellas no acaban de salir de una sesión de masajes orientales, sino de esta región tan convulsionada de Colombia, atrapada entre guerrillas, ejército, paramilitares y compañías multinacionales, donde las mujeres, como relatan, pueden sufrir violencias inenarrables. ¿Cuáles son sus recetas para contrarrestar la violencia y mejorar la vida?
“Primero hay que preguntarse: ¿hacia dónde queremos ir”? Comienza a explicar con voz pausada María Ovidia.” En el Cauca, nos hemos juntado 9 pueblos indígenas, para ser más fuertes y hacernos más visibles frente al Estado. El movimiento indígena está avanzando. Se han instalado vallas para alejar guerrilla o ejercito, controladas por guardias indígenas. Todo esto es muy importante, pero, ¿qué cambio estamos buscando si no se incorpora el pensamiento de la Mujer, y no se valora su trabajo, en la casa y afuera?

“Nuestra tradición indígena habla de roles complementarios y paritarios de Hombres y Mujeres; además dentro de cada uno de los seres humanos hay energía femenina y masculina a la vez. Pero hay una deuda histórica hacia las Mujeres, se ha excluido su pensamiento, y se ha ignorado su aporte en las luchas indígenas: por eso ahora nos encontramos empantanados en guerras infinitas (donde se expresa el lenguaje “masculino” de la agresividad), como las que afligen Colombia. Las Mujeres tenemos un modo diferente de sentir, mirar, pensar, que abarca los detalles, que vela por el bien de todos. Pero el modelo educativo, político, social y económico dominante niega esta sabiduría, y ha dejado a las Mujeres fuera las escuelas, por no tener que tomar en cuenta su inteligencia.

“Por eso hemos conformado las “Tulpas” de las Mujeres, para enfrentar juntas las situaciones difíciles que encontramos cada día, los desplazamientos, las violaciones, los problemas familiares. Son círculos de intercambio y encuentro, que recuerdan el fogón donde nuestras abuelas contaban historias, y transmitían saberes. Los círculos representan también los ciclos, como el de la vida, o de la luna, con la menstruación. Queremos seguir conservando las prácticas de la medicina natural, los conocimientos de las parteras, y en espacio publico el tema de la defensa de los idiomas indígenas. Tratamos de sensibilizar las chicas a no involucrarse con los grupos armados, pues la presencia de tanta gente armada asusta a los niños, arrasa con las plantas medicinales, no respeta los territorios sagrados.

“En el proceso organizativo de los Pueblos Indígenas encontramos a veces actitudes machistas, pero estamos convencidas que se pueden superar, conversando. Esos hombres machistas son a la vez padres de nuestros hijos. No podemos decir que este camino ha sido o siga siendo fácil, pero hay líderes que nos apoyan, y vienen a escucharnos. “Sabemos que antes de tratar de resolver los problemas allá afuera, tenemos que sanar nuestro cuerpo y mente, reconectándonos con nuestros hermanos mayores, la luna, la tierra, el cielo. Haciendo el silencio dentro de nosotros, y en los círculos, buscando las estrategias más adecuadas para encontrar soluciones. Así tenemos más serenidad y esperanza.

“Las Mujeres hemos creado el Movimiento social contra la Guerra y por la Paz, y las Cortes de Mujeres, que hacen audiencias públicas para crear memoria colectiva, y buscan una reparación integral, para que estas injusticias no se repitan. Muchos sobrevivientes reclaman sus derechos desde 1995. En todos los espacios internacionales vamos denunciando los sufrimientos de las Mujeres y de todo el pueblo. Ahora queremos restaurar en Colombia este principio de complementariedad y paridad con el Hombre. “Todo nuestro discurso tiene su raíz en la espiritualidad. El Sumak Kawasy, el “buen vivir” de los indígenas, el vivir con más sobriedad y solidaridad en el Norte, son parte de la lucha común para preservar la vida en la Madre Tierra. Lo sentimos también con el corazón, y no solo con la mente, cuando terminamos el evento tomados de la mano, en círculo. Y salimos, gracias a esos preciosos testimonios, con más energía y paz para enfrentar lo que hierve allá afuera, en el mundo.

Por Gisella Evangelisti

No hay comentarios:

Publicar un comentario