La Esencia y la Filosofia de Terra Nuova

El propósito de TerraNuova es convertirnos en seres más completos. Actuamos dando a conocer y desarrollando, con métodos vivenciales y creativos, el sentido de los valores femeninos de un modo consciente. Asimismo, haciendo emerger los principios femeninos, y de algún modo los masculinos que portamos dentro, hombres y mujeres, equilibrándolos y normalizándolos, podremos finalmente disolver, de modo gradual, nuestra dualidad, integrando nuestros opuestos..

jueves, 30 de junio de 2011

La unión de energías masculino-femenino en el Humano

Durante años, siglos, milenios, hemos segregado  nuestros valores humanos, repartiendo los propios a la persona como femeninos-masculinos. Según la época o sociedad concreta en que nos hemos  criado y nos han educado, se les ha dado un peso de importancia a unos valores más que a otros, quedando una nostalgia, la añoranza de aquellos que han sido considerados secundarios a un nivel social, porque también nos pertenecen y no han sido tan bien valorados como los otros. Los valores femeninos por naturaleza como la ternura, el acogimiento, la paciencia, la suavidad, la espera, los acuerdos que buscan soluciones para todos, los pactos no impuestos por la fuerza,….no han sido hasta ahora suficientemente apoyados externamente, en una sociedad más agresiva, competitiva, invasiva, e impositiva, ... hasta que esta  operativa social, basada en una mentalidad concreta, se ha desgastado, y los resultados han ido perjudicando incluso a quien en un principio beneficiaba, y por ende, a la misma sociedad como conjunto.
Ahora, a la búsqueda de soluciones sociales y de relaciones, empiezan a admitirse otras maneras que siempre han estado ahí, otras formas de aproximarse a las situaciones de un modo más femenino, para lograr acuerdos globales en los que todos se sientan más motivados para participar e implicarse,  negociaciones positivas o ganar-ganar, análisis transversales, visiones globales. De este modo, los valores y cualidades femeninos empiezan a considerarse y a cotizarse al alza.
Podemos darnos cuenta que esos valores femeninos son recursos humanos, que han estado formando parte de cada uno de nosotros, manteniéndose en nuestro interior, casi de modo oculto, en unos más que otras, por quedar  en la sombra de los hogares o la intimidad,  aunque son valores y recursos de todos y todas.
A medida que en la sociedad se van rompiendo las rígidas estructuras  del pasado y nuestra mentalidad se abre y evoluciona a un nivel de conjunto social, empiezan a manifestarse, sin timideces, estas opciones de expresarse, de hacer, de ser, que se han mantenido al margen de la luz pública como una manera exitosa de conseguir logros.
Ahora, el hombre puede ser públicamente más dulce,  con su energía femenina, sin temor a ser mal catalogado; y la mujer puede tener y expresar  también públicamente sus objetivos y propósitos de vida sin temor a ser mal vista o clasificada. El ya no queda en entredicho y ella ya no es marginada sino que ambos son respetados, en algunos casos admirados, aunque no satisfagan las expectativas tradicionales en sociedad.
Cada vez más hombres y mujeres empiezan a hacer uso de los recursos y valores humanos según la situación y el talante de cada una o uno, no siguiendo un predominio de unos valores que obligan a sacrificar los otros, y por tanto, a crear seres tullidos, no tanto físicamente, sino de capacidades y posibilidades. Los valores se globalizan, y tanto los masculinos como los femeninos se recuperan, afloran de la penumbra, y conviven abiertamente en unos seres humanos más completos, que todos tenemos, y que al ponerlos en práctica nos hacen seres más completos.                                                                         
 Ana Is. Martinez    

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